El futbolista

En el tiempo en que viví con uno de mis tíos en la Ciudad de México (ya casi al final de la carrera) y dado que no funcionaba la regadera del departamento me iba a bañar a la universidad. Primero, me gustaba correr alrededor del campo de futbol luego de lo cual me duchaba (en ese tiempo yo no estaba gordo y todavía tenía cabello). De manera cotidiana coincidía en las regaderas con el equipo de fut que terminaba su entrenamiento. Entre los jugadores había uno que me llamaba particularmente la atención. Tendría el chavo unos 22, 23 años y 1.75 de estatura. Moreno, ni feo ni guapo (diria ‘X’) con las clásicas piernas de los futbolistas (uhmmmmmmm). Con el paso de los días nuestras miradas se encontraban pero nada más. Empecé a notar que mientras sus compañeros se tardaban de 5 a 10 min. y todos se iban en bola el empezó a quedarse. Las regaderas estaban distribuidas en una especie de L y en varias ocasiones nos llegamos a quedar solos y siempre el se bañaba en la misma sección en la que yo me encontrara. En ese tiempo yo apenas empezaba a salir del closet y me daba pena todo. En una ocasión me terminé de bañar y mientras me secaba el pelo me le quede viendo desde uno de los espejos que daban a donde el estaba. Fue un instante intenso, luego de lo cual salí prácticamente huyendo del gimnasio. No volví a regresar. ¿El era también homosexual? quien sabe. ¿Habría pasado algo entre nosotros? no lo sé. No fue el primer deportista con el que me sucedió algo similar. A veces pienso que tengo tanto miedo al rechazo que no me atrevo a dar el siguiente paso, lo que confirma (una vez más) lo estúpido que soy.
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